viernes, 30 de octubre de 2015

Un "debate" que se tornó político y dejo de lado los verdaderos problemas económicos del país

En referencia al debate/conversatorio que el presidente y su frente economico tuvo con Alberto Dahik, Ramiro Gonzalez y Mauricio Pozo. Lo primero que cabe recalcar es que el fin último de la economía es el aumento del bienestar, en dicho sentido solo el presidente Rafael Correa menciono aquel punto y con ello gano puntos en el conversatorio. El ex vicepresidente Alberto Dahik fue el analista más lúcido por el lado de los opositores al régimen. Es una verdad empírica que un aumento del gasto público presiona negativamente el resultado del sector externo. Así mismo, es verdad que existe una caída de los depósitos y una desaceleración del crédito lo que causa un menor dinamismo en la economía.

Por otra parte, es errado manifestar que para mantener la dolarización el Banco Central deba de mantener una ingente cantidad de reservas, una de las ventajas de la dolarización es que al no existir moneda nacional no se necesitan reservas para mantener el valor de la moneda. Estrictamente hablando Ecuador podría sufrir una hecatombe económica sin salir de la dolarización y sin que la moneda sufra alguna alteración en su valor, aquel es el caso de Grecia, que ha vivido una profunda crisis y mantiene el euro, una moneda que no sigue su ciclo económico dificultando su ajuste económico.

Toda economía, sin importar la orientación política del régimen, cuando sufre un shock externo se termina ajustando ya sea por precios o por cantidades, la dolarización impide que el ajuste sea mayormente por precios y lleva a que el ajuste se de en las cantidades. El problema está en que las cantidades en este caso significan empleos, los precios en contra partida sería una disminución de salarios. Por otra parte, en economías con tipo de cambio libre como Colombia, Perú, Chile, o México ante un shock externo la moneda se deprecia, lo que significa que su mano de obra en términos de comercio exterior se abarata permitiendo que las exportaciones no pierdan competitividad y por ende se minimiza (no se anula) la pérdida de empleos. Es así que el verdadero riesgo que sufre la economía ecuatoriana es tener un aumento del desempleo, elsubempleo y la informalidad laboral, lo que evidentemente disminuiría el bienestar social.