En referencia al debate/conversatorio que el presidente y su frente economico tuvo con Alberto Dahik, Ramiro Gonzalez y Mauricio Pozo. Lo primero que cabe recalcar es que el fin último de la economía es el aumento del bienestar, en dicho sentido solo el presidente Rafael Correa menciono aquel punto y con ello gano puntos en el conversatorio. El ex vicepresidente Alberto Dahik fue el analista más lúcido por el lado de los opositores al régimen. Es una verdad empírica que un aumento del gasto público presiona negativamente el resultado del sector externo. Así mismo, es verdad que existe una caída de los depósitos y una desaceleración del crédito lo que causa un menor dinamismo en la economía.
Por otra parte, es errado manifestar que para mantener la dolarización el Banco Central deba de mantener una ingente cantidad de reservas, una de las ventajas de la dolarización es que al no existir moneda nacional no se necesitan reservas para mantener el valor de la moneda. Estrictamente hablando Ecuador podría sufrir una hecatombe económica sin salir de la dolarización y sin que la moneda sufra alguna alteración en su valor, aquel es el caso de Grecia, que ha vivido una profunda crisis y mantiene el euro, una moneda que no sigue su ciclo económico dificultando su ajuste económico.
Toda economía, sin importar la orientación política del régimen, cuando sufre un shock externo se termina ajustando ya sea por precios o por cantidades, la dolarización impide que el ajuste sea mayormente por precios y lleva a que el ajuste se de en las cantidades. El problema está en que las cantidades en este caso significan empleos, los precios en contra partida sería una disminución de salarios. Por
otra parte, en economías con tipo de cambio libre como Colombia, Perú,
Chile, o México ante un shock externo la moneda se deprecia, lo que
significa que su mano de obra en términos de comercio exterior se
abarata permitiendo que las exportaciones no pierdan competitividad y
por ende se minimiza (no se anula) la pérdida de empleos. Es así que el
verdadero riesgo que sufre la economía ecuatoriana es tener un aumento del desempleo, elsubempleo y la informalidad laboral, lo que evidentemente disminuiría el bienestar social.
Ante la ausencia de moneda propia y por ende política monetaria, las acciones del gobierno para enfrentar la caída del petróleo y la apreciación del dólar han apuntado a aplicar salvaguardas y con ello restringir el comercio exterior. El problema con esta política es que es de carácter transitorio, la OMC (Organización Mundial del Comercio) no permite que esta medida que trata de afrontar con un cambio de precios el shock externo sea indefinida.
En este sentido, el panorama para Ecuador podría empeorar cuando en 2016 se tenga que retirar las salvaguardas. En dicho entonces, la economía tendría que ajustarse más bruscamente por cantidades a menos de que se implemente una disminución generalizada de los salarios, lo que se conoce como una devaluación interna. Otra opción es una devaluación fiscal, reestructuración de impuestos a la mano de obra, políticas que no fueron planteadas por ninguno de los panelistas como soluciones a la adversa coyuntura. Probablemente, estas soluciones no fueron presentadas porque tendrían un alto costo político.
Es así que en el debate los problemas del país no se trataron. Mauricio Pozo se centró en defender los fondos de ahorro líquido como el FEIREP. Correa respondió como ya es costumbre que dichos fondos tienen un gran costo de oportunidad, por ejemplo no tener ninguna hidroeléctrica, y que inversión también equivale a ahorro, identidad macroeconómica básica. Hay que mencionar que si se hubiesen retirado los subsidios fósiles desde el inicio del gobierno hoy se tendría un ahorro liquido o una menor deuda, mucho mayor a lo que el FEIREP (11 mil millones de dolares) hoy tendría e igualmente se tendrían las hidroeléctricas, lo que hace evidente que el gasto público si ha estado en parte mal asignado.
Lo cierto es que este año el gobierno ya redujo fuertemente el gasto público, el cual se ha reducido principalmente en el rubro de inversión. El gasto corriente gracias a que ya existe una mayor cultura tributaria, en cambio se ha mantenido y no ha existido ningún atraso en pago de salarios a médicos o profesores, lo cual si ocurría en el pasado.
Parte de los recortes que hizo Correa en el presupuesto de 2015 fue el subsidio al fondo de pensiones del 40%, que no es lo mismo a reducir las pensiones en un 40%, que fue lo que en un inicio dijo Ramiro Gonzales, siendo que este tuvo que corregir su expresión. Es evidente que el ex ministro tuvo la peor participación, cayó en acusaciones personales, dejo de lado el tema económico y empezó a tropezones su campaña electoral.
Lamentablemente en el debate, tal vez por falta de tiempo, el tema de la seguridad social se trató con irresponsabilidad. El subsidio del 40% al fondo pensional, era un subsidio regresivo, mal focalizado. Lo lógico es que el aporte del Estado, que no debe dejar de existir, se destine a financiar únicamente las pensiones de los más vulnerables, que son precisamente quienes hoy se encuentran por fuera de la seguridad social al encontrarse en la informalidad laboral o por fuera del concepto mercantilista del mercado laboral como ocurre con las amas de casa.
En conclusión, el debate o conversatorio dejo de lado los verdaderos problemas económicos del país. Se tornó político, lo cual era evidente que sucediera por la naturaleza de los invitados. En realidad la academia fue la gran ausente del debate. Así mismo, el debate careció de equidad de género, no hubo representación de la mujer en el mismo, lo que exhibe que aún existen deficiencias estructurales en la economía ecuatoriana, el 50% de la población se encuentra aún en desigualdad de oportunidades.
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