domingo, 2 de marzo de 2025

Comparar la mierda con la pomada: El caso Sacha vs. Auca

En Ecuador, la administración de los recursos naturales debería guiarse por criterios de eficiencia y beneficio para el país. Sin embargo, los recientes contratos petroleros muestran una diferencia abismal entre modelos de gestión que, aunque puedan parecer similares, esconden realidades completamente opuestas. Veamos dos casos concretos: el Campo Auca, operado bajo un contrato de prestación de servicios, y el Campo Sacha, cuya explotación se plantea bajo una concesión vía participación.

Campo Auca: Prestación de servicios y control estatal

En el Campo Auca, el Estado ecuatoriano mantiene el 100% de la renta petrolera, mientras la empresa privada solo recibe una tarifa fija por barril extraído. El acuerdo establece una inversión de 4.900 millones de dólares, con una tarifa de $25 por barril explotado por un tiempo determinado, asegurando así que el total de la producción siga en manos del Estado.

Este modelo garantiza soberanía sobre el recurso, estableciendo claramente que la empresa privada es un proveedor de servicios y no un socio en la renta petrolera. La estructura del contrato obliga a la empresa a operar con eficiencia y sin incentivos perversos que la lleven a maximizar sus beneficios en detrimento del interés nacional.

Se preguntarán ¿Qué pasa si el precio del petróleo cae? Existe un margen de soberanía del 20%. ¿Qué quiere decir esto? Significa que sin importar cómo fluctúa el precio del petróleo, el país nunca recibirá menos de ese porcentaje. Este mecanismo protege las finanzas estatales frente a caídas en el precio del crudo, asegurando que siempre exista un ingreso mínimo para el país. En otras palabras, no importa si el petróleo baja a $30 o a $20, el Estado ecuatoriano sigue garantizando una renta base, mientras la empresa privada asume el riesgo de variaciones del mercado.



Campo Sacha: Concesión vía participación, un atraco disfrazado

El Campo Sacha, en cambio, se propone bajo un modelo radicalmente distinto. Aquí se plantea una inversión de 1.750 millones de dólares, pero con un adelanto de renta por 1.500 millones a cambio de un acuerdo donde el 87% de la renta petrolera queda en manos de la empresa extranjera y sólo 13% en manos del Estado por un tiempo determinado.

En otras palabras, mientras que en Auca el Estado se queda con todo y paga un servicio, en Sacha se regala el petróleo a cambio de migajas. El Estado no sólo renuncia a la mayor parte de los ingresos, sino que también introduce una distorsión económica grave: el adelanto de 1.500 millones crea un espejismo de liquidez inmediata, pero a costa de perder miles de millones en ingresos futuros. Esto es pan para hoy y hambre para mañana.



¿Por qué esta diferencia es inaceptable?

La comparación entre Auca y Sacha es la diferencia entre hacer un negocio inteligente y ser asaltado con “papeles legales”, pongo entre comillas esto porque en realidad hay una serie de ilegalidades en las que no ahondaré. Bajo la prestación de servicios, el Estado mantiene el control y paga por el trabajo hecho. En cambio, bajo el esquema de participación, se entrega la renta petrolera a cambio de un préstamo encubierto, condenando al país a recibir migajas mientras la empresa privada se lleva la mayor parte de las ganancias.

Este tipo de contrato no solo empobrece al Estado, sino que compromete la soberanía sobre los recursos naturales y genera un precedente nefasto para futuras negociaciones. Si la justificación es que “no hay recursos” para explotar el petróleo de Sacha bajo un modelo de operación propia, la respuesta correcta sería buscar financiamiento en mejores condiciones, no regalar el petróleo a precio de saldo.

Conclusión: Un modelo que beneficia a Ecuador y otro que lo arruina

Comparar Sacha con Auca es, literalmente, comparar la mierda con la pomada. Mientras que el primero es una entrega descarada del patrimonio nacional bajo condiciones inaceptables, el segundo garantiza ingresos para el país.

El problema no es la inversión privada en el sector petrolero, sino cómo se negocian los contratos. Si Ecuador ha logrado firmar un contrato de prestación de servicios en Auca que beneficia al Estado, ¿por qué se pretende regalar la renta petrolera en Sacha?

Al final, el debate no es técnico ni financiero, sino político: ¿Queremos un país que negocia inteligentemente sus recursos o un país que se deja atracar con contratos leoninos?

4 comentarios:

  1. La mentablemente estamos en un gobierno insensible empobrecedor y entregista de losvrwcursos naturales de todos por que a través de ellos se planifica el desarrollo de los pueblos...Estamos con un gobernante empresario que se cree el durño de todo... Es un Dictador... No es un Estadista preparado para gobernar..!

    ResponderEliminar
  2. lastimosamente la gente cree en lo que oye pero si se prestasen a leer y a razonar, el pais estuviera en senda de desarrollo... sin duda el mashi deja a cualquier ignorante cayado....

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Mientras el país habla de #Sacha, muchos olvidan que Correa entregó a dedo 👉 los campos Auca y Shushufindi a la empresa privada #Schlumberger. A través de un préstamo con un interés del 19.95%, justificado como “daño intangible”.🤦‍♂️
      Ahí les dejo este dato para refrescar la memoria y no ser selectivos con escándalos convenientes…

      Eliminar
    2. Y según tú, x eso es justificable lo que están haciendo,ser mejor q el antecesor ,no es quejarse y satanizar lo q supuestamente hizo mal.
      Es hacer mejor las cosas en todos los sentidos.

      Eliminar