viernes, 29 de noviembre de 2013

#TrafiQuito el principal problema de la ciudad


Según varias encuestas de opinión, en la actualidad el tráfico vehicular es el mayor problema para Quito. La difícil geografía de la urbe, conjunto a la escasa planificación con la que la ciudad creció hacia los valles, agravo la situación. En Agosto del año 2010 el actual alcalde y candidato a la reelección, Augusto Barrera, presento a la ciudadanía un ambicioso plan vial para la urbe. Este plan, se sustentaba en la realización de 12 grandes obras viales cuyo costo bordeaba los 630 millones de dólares (Ver plan vial), al termino de poco más de tres años los avances de las obras presentadas aún no rinden sus frutos, algunas obras aún ni se han iniciado (3), 9 están en construcción y solo hay 2 concluidas, las vías al nuevo aeropuerto son un claro ejemplo de que se necesitaba ir más rápido (ver rendición de cuentas A. Barrera pg. 39).


La razón por la cual las obras se hallan retrasadas en Quito se debe a la falta de financiamiento, tras presentar el plan vial para la capital las autoridades municipales planteaban tres nuevas fuentes para la realización de dichas obras: una tasa a la gasolina, peajes urbanos y una tasa a los autos nuevos (Ver Tasas Generan Debate). Sin embargo, al alcalde le falto valentía y rápidamente cedió ante las protestas de la oposición política por lo que retiró del debate la propuesta de incorporar estos impuestos (Ver Alcalde retira de la discusión propuesta de la tasa sobre combustibles)


Hoy, al cabo de tres años la falta de decisión de la autoridad local, en conjunto a la miopía de la oposición política tiene un alto costo para la ciudadanía. El tráfico de Quito con un parque automotor de 600 mil vehículos es un caos y los ciudadanos pierden horas de sus vidas sentados sobre su automóvil sin tampoco otra alternativa, pues el transporte público está saturado, siendo así mismo, la falta de recursos para medios de transporte de carácter masivo una grave falencia.

Dado a que las elecciones para la alcaldía nuevamente se acercan, sería muy importante que el debate sobre la solución al problema de la movilidad se ponga sobre el tapete de manera responsable. Los ciudadanos no debemos caer en la demagogia de los políticos de turno, que plantean una serie de ofrecimientos de obras viales pero sin financiamiento alguno.

Los problemas de la ciudad en movilidad no se arreglaran simplemente con un menor gasto en publicidad como propone Mauricio Rodas (@MauricioRodasEc), pues este rubro apenas suma 6 millones de dólares anuales, monto marginal frente a las necesidades para vialidad. El plan vial ya mencionado (630 millones) y el metro de Quito (1,500 millones según Barrera y 2,400 según Rodas) implican una inversión superior a los 2,130 millones de dólares para los próximos 5 años, siendo que el municipio también tiene otros compromisos distintos a la movilidad y actualmente este rubro ya se lleva alrededor del 40% del presupuesto.

El gasto de la publicidad, si bien incluye algunas pautas para promocionar obras, jamás podría ser reducido sustancialmente ya que por diversos motivos la autoridad municipal siempre deberá hacer campañas informativas, por ejemplo: campañas de culturalización ciudadana o de fomento al turismo. Por lo tanto, es una pérdida de tiempo que el debate público se encauce en este rubro que representa menos del 1% del presupuesto municipal anual.

Lo responsable sería que el debate de la ciudad retomase a la implementación de dos acciones que a mediano y largo plazo son la solución definitiva para el tráfico y recuperar la ciudad para las personas en lugar de los automóviles, la primera implementar una tasa a la gasolina y la segunda construir telepeajes urbanos para en un futuro instalar  un sistema de tarifas de congestión

Una tasa a la gasolina es una decisión acertada por varios motivos:

1.    Es un impuesto que combate la contaminación del aire, ya que cuando el costo de la gasolina es mayor el uso de los automóviles ineficientes tiende a reducirse.

2.     Es una medida que desincentiva el uso del automóvil particular al hacer su uso más costoso, por lo tanto de tiene cierta incidencia sobre el tráfico y la movilidad cuando los viajes que se realizaban en autos particulares se hacen ahora en transporte de carácter masivo.  

3.   Es un impuesto que lo paga mayoritariamente la clase media y alta, sin perjudicar a las grandes mayorías de clase popular. El 30% de los habitantes en Quito utilizan auto particular y el resto de personas se movilizan en transporte público el cual debería de tener más atención por parte de las autoridades (Ver El subsidio a la gasolina un subsidio perverso).

4.   Fiscalmente puede ser muy eficiente para el municipio. Si se asume que Quito posee 600 mil automotores y que cada automotor consume al menos 35 galones de combustible al mes (Unos 70 dólares mensuales), un impuesto de 25 ctvs sobre el galón de combustible lograría recaudar cerca de 63 millones de dólares al año, cifra nada despreciable para financiar parte del plan de movilidad. Por otra parte el costo para cada automotor sería en promedio de apenas 8.75 dólares mensuales, lo cual es sumamente manejable.  

La segunda política, sería la instalación de telepeajes urbanos para implementar un sistema de tarifas de congestión. Los avances tecnológicos de la actualidad permiten que se instalen peajes electrónicos por las vías congestionadas de la ciudad sin parar el flujo de vehículos para que se cobren tasas diferenciadas en función de las horas pico, cuando el trafico es intenso y habría que cobrar una tasa, y valle, cuando no hay trafico y por ende no es necesario cobrar una tasa sobre el uso de las vías. Así, generando conciencia en la ciudadanía sobre la saturación de la infraestructura pública y alentando el uso de otras alternativas de transporte distintas al vehículo particular, sobre todo en horas pico.

El cobro de una tarifa impositiva por el uso de la vía pública desincentiva el uso del vehículo particular y mejora la movilidad, además permite aumentar el presupuesto para vialidad. Los recursos recaudados deben ser usados en obras de vialidad y alternativas de transporte público de carácter masivo como el Metro (Ya en proceso de construcción), Teleféricos (Ver el ejemplo de Medellín), Trenes de aproximación desde el valle a la ciudad, etc de tal forma que se trabaja sobre la demanda y la oferta de servicios de movilidad.

El sistema de telepeajes y tasas de congestión, funciona por medio de un TAG (dispositivo electrónico), con el cual es posible cobrar al usuario por el uso de las vías ya sea de manera mensual, anual o a manera de prepago por medio de recargas electrónicas. La implantación del dispositivo electrónico a todos los vehículos de la urbe se podría dar en el proceso de matriculación vehicular, actualmente ya competencia del municipio.

El cobro de impuestos por tasas de uso, es una política de justicia social, pues como ya se menciono el plan vial para Quito costara más de 630 millones de dolares pero tan solo el 30% de los ciudadanos se beneficia de manera directa de la ampliación de carreteras, que en mayor medida son para abastecer el crecimiento de la mancha urbana hacía los valles, lo cual ambientalmente tampoco es sustentable. Por lo tanto, lo más justo es que quien más se beneficia de estas obras, los propietarios de autos y los habitantes de los valles de Cumbaya, Tumbaco y Los Chillos sean quienes contribuyan en mayor medida para la financiación de las nuevas vías del plan vial para Quito.  
  
El concepto de tarifas de congestión ha sido implementado con éxito por varias ciudades como Singapur (1998), Roma (2001), Londres (2003), Estocolmo (2006), Milán (2008) entre otras, destacando el caso de Santiago de Chile (2005), por tratarse de una ciudad de Latino América cuyos rasgos culturales en cierta medida son similares al de los quiteños. Los resultados en estas ciudades producto de las tarifas de congestión han sido una reducción del flujo vehicular de entre el 10% y 30%. Ver el vídeo del caso de Sigapur y porque las tarifas por congestión son mejor que los impuestos a la compra de vehículos nuevos o de lujo. 


Para Quito, la implantación  de los telepeajes inicialmente podría darse sobre las vías de aproximación a la ciudad, el Túnel Guayasamin (el cual ya tiene un peaje parcialmente automático), la Ruta Viva (por inaugurarse) y las demás vías que bajan a los valles de Cumbaya, Tumbaco y Los Chillos (Ya tiene un peaje parcialmente automático). Así mismo, sería prudente que sobre las avenidas Occidental y Simón Bolívar se implementase telepeajes para que exista nuevas formas de financiamiento y que estas vías se convertían en autopistas rápidas eliminando la existencia de semaforización para lo cual habría que construir pasos a desnivel e intercambiadores con las calles que alimentan a estas vías. El concepto de tarifas de congestión posteriormente puede implementarse sobre el centro urbano, en el cual el sector del norte es el más congestionado y sería idóneo para instalar telepeajes y cobrar tasas de uso sobre la vía pública.

En conclusión es claro que Quito si tiene alternativas para solucionar el tema de la movilidad pero se necesita decisión política, valentía y dejar aún lado la demagogia para implementar tasas a la gasolina y telepeajes con el fin de reducir el numero de viajes en autos particulares, soluciones que las ciudades más modernas del mundo ya han implementado. La solución no será inmediata pues la carencia de infraestructura vial y medios de transporte masivo no se arreglan de la noche a la mañana y menos aún cuando los recursos son insuficientes. Lamentablemente la indecisión del actual alcalde, candidato a la reelección, es un grave problema, por otra parte la oposición política no presenta un plan para la ciudad que este adecuadamente estructurado y financiado e incluso se propone reducción de impuestos (bajar la patente y el predial hasta en un 30%), pues se cree ingenuamente que el problema de la ciudad, al igual que en el ámbito nacional es la propaganda del oficialismo con recursos públicos, problema que visto desde la perspectiva económica es trivial pues los problemas de la ciudad no se solucionan enfocándose en el 1% del presupuesto municipal.

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