Recibir una herencia es como ganarse la lotería: es más cuestión de suerte –por nacer en un hogar rico– que esfuerzo del heredero. Y si se busca que exista meritocracia, tiene sentido que exista un impuesto progresivo a la herencia. Incluso desde el punto de vista del desarrollo económico de las naciones, es un hecho que gran parte de los países hoy desarrollados, ejemplares economías de mercado, tuvieron y tienen aún impuestos a las herencias. El tema ha generado mucha atención en Ecuador, pero también desinformación y, sobre todo, mala interpretación económica sobre este impuesto, que inicialmente se anunció con una tasa marginal del 77.50% pero que luego fue moderado al 47,50% para los herederos directos.
El economista francés Thomas Piketty, especializado en desigualdad económica y distribución de la renta, propone impuestos marginales altamente progresivos –incluyendo por supuesto los que gravan las herencias– para salvar al capitalismo de su propia destrucción. Piketty es estudiado en el MIT y ha escrito en el Quarterly Journal of Economics, la revista científica más reconocida del mundo en economía; es decir, no se trata de cualquier trasnochado comunista.