“Hay tres clases de mentiras: las mentiras, las malditas mentiras y las estadísticas.”
— Mark Twain
En el último año, ha circulado el relato de la Pax Narca en Ecuador, una supuesta reducción de la violencia atribuida a acuerdos implícitos entre organizaciones criminales y el gobierno de Rafael Correa. Esta hipótesis ha sido promovida con especial fuerza por Arduino Tomasi, quien sostiene que la disminución de homicidios en el periodo 2010 a 2017 se debe a pactos de no agresión entre grupos del crimen organizado y a una mala contabilización de los casos de homicidios que fueron encubiertos por el gobierno como muertes violentas de intención indeterminada a partir de no renovar el convenio de la Base de Manta. Sin embargo, cuando se examinan las cifras y los métodos econométricos utilizados, el relato se desmorona. Por supuesto, hay que saber algo de estadística, caso contrario se puede equivocadamente llegar a creer en titulares amarillistas como el de “Correa ocultó 7.000 homicidios en 10 años” lo que es una falacia.
El análisis econométrico de Tomasi no es solo defectuoso: es un engaño. Hace un tiempo atrás critiqué sus regresiones mal hechas de solo 9 datos en donde sostiene que hay una correlación entre capturas de cocaína y muertes violentas de intención indeterminada. Posteriormente Tomasi realizó un ejercicio de diferencias en diferencias (difference-in-differences, DiD) a nivel provincial que le permite tener más datos y que es lo que este articulo tira abajo como un castillo de arena. Este ejercicio estadístico de 252 datos está construido sobre bases arbitrarias y manipuladas para sostener una narrativa predeterminada. Aquí, expongo por qué su estudio es un fraude académico guiado por el odio y el sesgo de confirmación.