martes, 11 de marzo de 2025

La falacia de la Pax Narca en Ecuador: desmontando el fraude académico de Arduino Tomasi, la estocada final

 “Hay tres clases de mentiras: las mentiras, las malditas mentiras y las estadísticas.”

— Mark Twain

En el último año, ha circulado el relato de la Pax Narca en Ecuador, una supuesta reducción de la violencia atribuida a acuerdos implícitos entre organizaciones criminales y el gobierno de Rafael Correa. Esta hipótesis ha sido promovida con especial fuerza por Arduino Tomasi, quien sostiene que la disminución de homicidios en el periodo 2010 a 2017 se debe a pactos de no agresión entre grupos del crimen organizado y a una mala contabilización de los casos de homicidios que fueron encubiertos por el gobierno como muertes violentas de intención indeterminada a partir de no renovar el convenio de la Base de Manta. Sin embargo, cuando se examinan las cifras y los métodos econométricos utilizados, el relato se desmorona. Por supuesto, hay que saber algo de estadística, caso contrario se puede equivocadamente llegar a creer en titulares amarillistas como el de “Correa ocultó 7.000 homicidios en 10 años” lo que es una falacia. 

El análisis econométrico de Tomasi no es solo defectuoso: es un engaño. Hace un tiempo atrás critiqué sus regresiones mal hechas de solo 9 datos en donde sostiene que hay una correlación entre capturas de cocaína y muertes violentas de intención indeterminada. Posteriormente Tomasi realizó un ejercicio de diferencias en diferencias (difference-in-differences, DiD) a nivel provincial que le permite tener más datos y que es lo que este articulo tira abajo como un castillo de arena. Este ejercicio estadístico de 252 datos está construido sobre bases arbitrarias y manipuladas para sostener una narrativa predeterminada. Aquí, expongo por qué su estudio es un fraude académico guiado por el odio y el sesgo de confirmación.

domingo, 2 de marzo de 2025

Comparar la mierda con la pomada: El caso Sacha vs. Auca

En Ecuador, la administración de los recursos naturales debería guiarse por criterios de eficiencia y beneficio para el país. Sin embargo, los recientes contratos petroleros muestran una diferencia abismal entre modelos de gestión que, aunque puedan parecer similares, esconden realidades completamente opuestas. Veamos dos casos concretos: el Campo Auca, operado bajo un contrato de prestación de servicios, y el Campo Sacha, cuya explotación se plantea bajo una concesión vía participación.